El trimestre mayo-julio se desarrollará bajo condiciones climáticas que marcan un punto de inflexión para el agro. Según el meteorólogo Leonardo De Benedictis, “luego del final de La Niña, el océano Pacífico central ha entrado en una fase Neutral del fenómeno ENSO, y eso redefine las reglas de juego: ya no es el patrón global el que domina, sino las condiciones regionales”. Esta transición, aunque aún en curso, podría favorecer la producción agrícola de invierno en zonas claves del país.
Durante abril, las precipitaciones en Argentina mostraron una distribución desigual, con registros por debajo de lo normal en el centro y norte del país, aunque con una mejora significativa en los niveles de humedad acumulada.
De Benedictis advierte que “el índice SPI, que mide la anomalía de lluvias, refleja una recuperación hídrica generalizada. Incluso se detectaron excesos puntuales en algunas regiones. Sin embargo, el este de Paraguay y el sur de Brasil continúan bajo déficit hídrico acumulado, arrastrando meses con niveles inferiores a los normales”.
Para mayo y junio, el modelo proyecta lluvias dentro del promedio, pero lo más destacado es que julio podría mostrar un aumento en la actividad pluvial, especialmente en la zona núcleo agrícola argentina. Esta tendencia, de confirmarse, puede ser determinante para el inicio de la campaña fina, ya que la humedad en el perfil del suelo y el riesgo de heladas suelen definir las fechas de siembra y la estrategia de fertilización.
En paralelo, las temperaturas medias del trimestre se mantendrán por encima de los valores históricos, lo que reducirá la frecuencia de heladas durante mayo y junio. De Benedictis destaca que el mapa térmico muestra anomalías positivas en gran parte del país, con valores que incluso en julio podrían ser muy superiores a lo habitual.
Esta situación ofrece un escenario favorable para la implantación de cultivos de invierno, como el trigo, pero también exige monitoreo de plagas y enfermedades que podrían adelantarse por las condiciones más templadas.
El análisis también contempla el comportamiento en Brasil, Uruguay, Bolivia y Paraguay. En Brasil, el panorama es más complejo: si bien se espera una normalización de las lluvias en junio y julio, mayo mantendría déficits importantes, sobre todo en zonas agrícolas del sur y centro del país. Además, el trimestre será cálido, lo que puede impactar en el desarrollo de cultivos como la caña de azúcar o el maíz safrinha.
En Uruguay, se observan precipitaciones levemente inferiores al promedio, aunque con una tendencia más cercana a la media en mayo. La temperatura también será superior a lo normal, lo que limitará la ocurrencia de heladas tempranas. En Paraguay, el pronóstico no es alentador: las lluvias seguirán por debajo del promedio en todo el trimestre, aunque en julio podrían mostrar una incipiente recuperación. Las temperaturas también estarán por encima de lo habitual, salvo en el oeste del país durante junio, donde podrían darse algunos descensos puntuales.
En Bolivia, el trimestre muestra una gran variabilidad. En mayo, las lluvias serían escasas, pero en junio y julio se acercarían o incluso superarían los valores normales. La temperatura se mantendría dentro del promedio, aunque mayo sería algo más frío.