El último viernes, en el primer día posterior al desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (Lefi), las tasas en pesos del mercado se derrumbaron. Si bien entre lunes y martes hubo un rebote, no alcanzó para mitigar el impacto del recorte en los plazos fijos, que pagan menos desde esta semana.
Por el contrario, el movimiento bajista todavía no se ve en las tasas activas de los bancos. Los préstamos al sector privado, que tuvieron un crecimiento de casi 100% en términos reales en los últimos 12 meses, mantienen sus costos. Eso se da en un contexto de menor liquidez, un negocio más chico e indicadores de mora en ascenso.
Varias entidades consultadas por TN dijeron que están evaluando hacer una baja de tasas activas en algún momento, aunque no dieron una fecha concreta.
En el sistema financiero explican que la reducción en las tasas en pesos se traslada rápidamente en la remuneración de los depósitos a un mes, pero requiere cierta consistencia -es decir, menor volatilidad- para impactar en un préstamo de mediano o largo plazo.
Faltan pesos para prestar
Uno de los motivos que aparece para justificar las tasas actuales es la cuestión de la liquidez: la política económica del Gobierno generó una restricción muy importante en la cantidad de pesos en circulación y eso encarece su costo.
Federico González Rouco, economista de Empiria, consideró que las tasas nominales pueden llegar a disminuir, pero sostuvo que no espera una caída de las tasas reales desde los niveles actuales, de 8% a 10% anual. “Ya bajaron porque en mayo habían sido mucho más altas, y creo que se puede mantener en estos niveles hacia adelante”, apuntó.
Con respecto a los motivos que sostienen al costo del crédito, el analista indicó: “El punto principal es la falta de liquidez. Hoy, por el diseño de la política monetaria, los bancos no tienen liquidez. Entonces, hasta que no haya un mecanismo de fondeo a escala y sostenible, como puede ser la securitización o la emisión de obligaciones negociables en el mercado de capitales, está complicado”.