Si buscás un destino auténtico en el norte argentino, Seclantás es tu lugar. Enclavado en el corazón de los Valles Calchaquíes, a 150 kilómetros de la ciudad de Salta, este pequeño poblado del departamento Molinos combina paisajes de postal, cultura viva y hospitalidad que enamora a quien lo visita. Su reconocimiento como uno de los representantes argentinos ante el prestigioso programa Best Tourism Villages 2025 de ONU Turismo no hace más que confirmar lo que los viajeros saben desde hace tiempo: Seclantás es un lugar mágico.
Caminar por sus calles tranquilas es encontrarse con casonas de adobe, la histórica Iglesia Nuestra Señora del Carmen (1835) y la Plaza La Junta, declarada Lugar Histórico Nacional por su rol en la gesta de la independencia. Seclantás es uno de los Seis Lugares Mágicos de Salta, distinción que premia la autenticidad, la belleza y el cuidado de su patrimonio cultural.
El gran símbolo del pueblo es el poncho salteño, tejido con técnicas ancestrales en telar de palo plantado. Muy cerca, en la zona de El Colte, el Camino de los Artesanos invita a visitar talleres familiares donde los telares se mueven al compás de historias que pasan de generación en generación. Aquí se pueden adquirir ponchos, tapices, mantas y otras piezas únicas que reflejan la identidad gaucha de la región.
Más allá de su casco histórico, Seclantás sorprende con paisajes y rincones llenos de vida. La Quebrada del Rincón y la zona de Montenieva invitan a la aventura con cuevas, formaciones rocosas y antiguas minas coloniales, mientras que la Laguna de Brealito, a pocos kilómetros, es un espejo de agua rodeado de cardones que guarda leyendas y pinturas rupestres. Hacia el oeste, Seclantás Adentro despliega álamos, nogales y viñedos a la vera del río Brealito; un remanso de verde donde la vida rural transcurre entre artesanos, vinos de finca y relatos de los antiguos pobladores. También el Valle de Luracatao y el paraje San Isidro suman colores, cultivos y vestigios arqueológicos como el sitio El Churcal, testigo de civilizaciones que habitaron la zona hace siglos.
Quien llega a Seclantás descubre un lugar perfecto para el turismo activo y el descanso: caminatas, cabalgatas, cicloturismo y excursiones 4x4 conviven con el silencio de las siestas vallistas y los cielos estrellados. La gastronomía vallista completa la experiencia: empanadas, tamales, humitas, chivito, charquisillo y dulces regionales, acompañados de vino patero, mistela y etiquetas de altura Malbec y Tannat que hoy llegan a restaurantes del mundo.
La vida cultural late en cada baguala, en cada encuentro gaucho, en la hospitalidad de su gente. Aquí la tradición no es espectáculo: es el modo de vida cotidiano. La nominación al Best Tourism Villages no es un punto de llegada, sino el reconocimiento a una comunidad que desde siempre trabaja por un turismo genuino, respetuoso y con identidad.