El sacerdote aseguró también que la democracia solo es posible en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana.
“En nuestra querida Argentina se profundiza un enfrentamiento peligroso que suavizado bajo la palabra grieta, solo alimenta los odios y rivalidades, mientras se esconde una lucha despiadada por conservar o alcanzar el poder creyendo que una sola persona o grupo tendría una especie de misión mesiánica capaz de construir el bien común de los argentinos”, expresó.
Además, continuó: “la política no puede ser la prolongación disimulada de un Estado de guerra, sino la superación de la misma en un clima de paz y de diálogo, que se debe alimentar cada día, sabiendo sacrificar idolatrías, mistificaciones y soberbias absurdas”.
“Solo la aceptación de la verdad que guie y oriente la acción política, puede sostener la democracia, de lo contrario, una democracia sin principios, se convierte en un totalitarismo visible o encubierto. La verdad sostiene la libertad que dignifica al hombre, por ello, la falta de respeto a la persona humana, con leyes que destruyen la vida o la degradan, la instalación de la mentira para alcanzar el poder o mantenerlo, denigra a los ciudadanos, destruye los vínculos, debilita el tejido social, oscurece el futuro”, agregó el líder de la iglesia en Salta.