Las tareas arrancarán por el sector más dañado, ubicado sobre calle Urquiza, y se extenderán durante aproximadamente un año y medio.
Sin embargo, el mercado permanecerá abierto al público durante todo el proceso. “Queremos dejar en claro que nunca se va a cerrar el mercado”, aseguró Gutiérrez.
El funcionario explicó que la obra será realizada por etapas para permitir la reubicación progresiva de los más de 470 puesteros censados, sin interrumpir la actividad comercial. Esta decisión busca garantizar la continuidad laboral de quienes dependen del espacio para subsistir. “Va a estar permanentemente abierto para que todos los que están dentro sigan vendiendo”, enfatizó el interventor.
La inversión total para la remodelación rondará los $9.000 millones y contempla mejoras estructurales clave, así como en los servicios básicos, como agua y electricidad. Gutiérrez destacó que en los últimos meses ya se avanzó en la normalización de estos servicios, y que el ambiente dentro del mercado es más optimista. “Hemos conseguido la pacificación y la esperanza volvió. Hoy los puesteros tienen otro semblante”, dijo.
Respecto a una posible ampliación del espacio, Gutiérrez fue claro: no se incorporarán nuevos puestos y se trabajará únicamente con los comerciantes registrados en el censo oficial. “La idea es que nadie pierda su fuente laboral”, reafirmó, dejando de lado cualquier especulación sobre reestructuraciones que excluyan a los actuales ocupantes.
En el plano institucional, mencionó que su gestión como interventor concluye el próximo 31 de mayo, y que la decisión sobre su continuidad estará en manos del intendente Emiliano Durand. No obstante, expresó su voluntad de seguir al frente del proyecto. “Tengo muchas ganas de continuar porque generamos muy buena afinidad con los puesteros”, aseguró.