“No es solo un tema de plata. Es la forma en que se maneja todo: pagos que no llegan, trámites que se traban, promesas que no se cumplen. Así no se puede trabajar con previsibilidad ni brindar una atención digna”, expresó la Dra. Adriana Falco, una de las voceras del reclamo.
La suspensión de crédito con el IPSS sigue vigente, lo que significa que quienes tienen esa obra social deben pagar las consultas de su bolsillo y luego gestionar el reintegro. Lo que, para muchos, implica postergar turnos o directamente no atenderse.
“Nos cansamos de mandar notas, de llamar, de pedir reuniones. Las respuestas que recibimos no muestran ninguna intención real de solucionar el problema. Y mientras tanto, los pacientes quedan en el medio”, agregó Falco, acompañada por otros médicos que integran la comisión directiva del Círculo.
El malestar no es nuevo, pero ahora parece haber llegado a un punto límite. Los profesionales aseguran que no buscan confrontar, pero que tampoco pueden seguir trabajando en estas condiciones.
