El juez Federico Diez, vocal de la Sala VII del Tribunal de Juicio, ordenó revocar el arresto domiciliario que venía cumpliendo el imputado y ordenó su inmediato traslado a la Unidad Carcelaria 1.
La denuncia fue presentada por la madre de la menor damnificada. Dijo que su hija concurría a una escuela de General Güemes, en horario nocturno. Un día, después de clases, la joven recibió un mensaje del acusado. En el texto le preguntaba si quería ir a comer un asado. Le aclaraba que también iba a ir otra compañera de curso. Ella accedió. El imputado la buscó en su vehículo, en la esquina del establecimiento y condujo hasta un hostal. Allí la amenazó y le advirtió que debía hacer lo que él ordenaba porque si no “le iba a pegar o le iba a pasar algo peor”.
La menor manifestó que tuvo miedo y entró. En la habitación, el sujeto la accedió carnalmente. Luego la llevó de regreso a la esquina del colegio.
Previamente, la víctima le había contado a un amigo que iba a ir a comer con el acusado y le pasó la ubicación de su celular para que supiera dónde estaba.
Cuando la damnificada descendió del vehículo, su amigo estaba allí, se acercó y ella le contó llorando todo lo sucedido.
Durante el procedimiento abreviado, la denunciante (madre de la menor) ratificó el acuerdo y prestó conformidad. Por su parte, el imputado reconoció su participación en el hecho denunciado, aceptó la pena y renunció al plazo para recurrir la sentencia.