Se atribuye a la actualización parcial de los impuestos a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), dos componentes clave en la estructura tarifaria del sector. Shell ya aplicó las actualizaciones de precios durante la jornada de ayer.
Aunque el Gobierno nacional decidió postergar parte de la actualización impositiva prevista por ley, sí autorizó un incremento del 1%. Según estimaciones de la consultora Economía y Energía, mantener el congelamiento parcial del ICL implica una pérdida fiscal superior a los 200 millones de dólares mensuales.
La medida refleja el delicado equilibrio que intenta sostener el Ejecutivo entre su necesidad de recaudación y el impacto inflacionario que generan las subas de combustibles, que afectan tanto al bolsillo de los consumidores como a los costos logísticos en toda la cadena productiva.
El ajuste actual llega luego de un mes marcado por cambios constantes. A comienzos de mayo, YPF sorprendió con una baja del 4% promedio en naftas y gasoil, atribuida a la caída del precio internacional del petróleo y a la menor demanda global.
Sin embargo, a mediados del mismo mes, la compañía revirtió parcialmente esa reducción, aplicando un incremento de entre 0,2% y 0,46% para absorber el alza en los precios de los biocombustibles, otro de los componentes regulados.
El panorama muestra cómo las variaciones en impuestos y en insumos clave, como los biocombustibles o el crudo internacional, continúan generando movimientos constantes en los precios de los combustibles, con un impacto directo sobre la economía diaria de los argentinos.