En un juicio abreviado llevado a cabo en la Sala V, un hombre de 24 años fue considerado autor del delito de abuso sexual simple agravado por el vínculo, la guarda y la convivencia, en perjuicio de su hijo (menor de edad).
La jueza Gabriela Romero Nayar le dictó a N. N. C. la pena de tres años de prisión en suspenso, ordenó su libertad y le enumeró las reglas de conducta que deberá cumplir para mantener la modalidad de la condena.
N. N. C. fue denunciado por su expareja, madre del menor damnificado. La mujer sostuvo que se encuentra separada del acusado y que su hijo concurría a visitarlo los fines de semana. En una ocasión, al regresar de la casa de su padre, el niño le contó que él lo había sometido a tocamientos en la cola cuando estaban recostados en una cama.
El imputado deberá fijar domicilio real y comunicar cualquier cambio al tribunal en un plazo de cinco días; abstenerse de ejercer cualquier acto de violencia física o psíquica en contra de la víctima; prohibición de acercamiento al damnificado, a su domicilio y lugares donde el niño lleve a cabo sus actividades educativas, recreativas o de concurrencia habitual; abstenerse de contactarse con la víctima, por cualquier medio; realizar tratamiento psicológico; someterse al cuidado del Programa de inserción social y supervisión de presos y liberados.
La jueza ordenó que el condenado sea examinado por un médico del Poder Judicial para la obtención de sus señas particulares y que, a través del CIF, se le extraigan muestras de ADN, previa asignación del DUIG correspondiente, para su posterior incorporación al Banco de Datos Genéticos.
