Los últimos 18 meses cerraron 14.000 panaderías en todo el país y la producción se redujo a la mitad, es decir que el consumo de pan, un alimento clave que en muchos países sirve para medir la pobreza, cayó un 50% en el último año y medio.
El derrumbe es todavía más pronunciado en productos tradicionales como las facturas, panaderos aseguran que se venden un 85% menos. Ya ni siquiera la docena del día anterior al 50% de descuento se vende. Hoy las panaderías producen por pedido, con dos o tres productos básicos.
La crisis del sector panadero se enmarca en un contexto de fuerte caída del consumo, inflación persistente y recesión, que impacta de lleno en las pymes, responsables de gran parte del empleo en Argentina.